martes, 31 de marzo de 2009

Cabezas de Pescado

Un dicho popular, que deja a la "cabeza de pescado" como algo negativo y nefasto, algo como decir "tonterías", algo fuera de lugar. Pero en el plato otra cosa, recuerdo cuando mi madre lo preparaba, una esquisites, con papas, cebollas, zanahoria, y ese caldo de la casuela de cabrilla que hace que me saboree en este momento.

Las dobles lecturas, la dualidad, el bien y el mal, arriba y abajo, la realidad impuesta. Esa que que nos dicen es así, debe ser así y siempre será así, que nos coarta la mente antes de abordar un tema y explorar otras aristas que nunca se han tocado. Y si la historia hace mil años hubiera tomado otro rumbo, y si el orden universal en realidad pudiera ser otro, y no el que existe. Si entendiéramos que somos parte de y no fuera de.

Son mis "cabezas de pescado", en la mesa servida como esquisites y no desechada y tirada a los perros, o en el imaginario colectivo mal llamadas "tonterías". Prefiero la realidad primera, en la mesa familiar y en la reflexión bien entendida ir desmenusando cabezas de pescados (realidades tiradas a la basura) para descubrir otros enfoques, otras miradas.

El re-volver y dar vueltas a las vueltas que nadie ve es la reflexión. Socializar nuestras pequeñas verdades con otras verdades es urgente. Creer y confiar en el otro es una realidad que hay que reconstruir. Siempre la idea es sumar. Estas son mis cabezas de pescado.

martes, 5 de agosto de 2008

El sueño, el camino en el agua.

Un nuevo camino es, no de cemento, sino de árboles y además una mezcla entre la tierra y el mar, ¿cómo?, en el mar como los manglares o bien con bloques de tierra prensada para darle estabilidad y sustento, este camino eso si es simbólico.

Imagino castaños, araucarias, tilos, imagino robles, por supuesto el más importante el canelo, también arbustos, los llamados menores, todos venian al encuentro, aquí se instauraría el nuevo camino, eran árboles inmigrantes llegan de los 4 puntos cardinales dispuestos a entregar lo mejor de sí, del frondoso sur, del arido norte, y desde el mar también, pero de la blancura y altura de los andes igual se dejaban ver. Este camino sería la conexión del hombre con la naturaleza, un punto sagrado, la triada majestuosa de tierra, agua y árbol.

Bajaría de los cerros surcaría poblaciones, entraría a humedales y se internaría algunos kilometros en el mar para salir en una caleta. Y en cada casa tocaría un alma inundaria al ser de esperanza, los niños reirían y volveria el día de la challa a las caletas(festival del agua), se volvería a inundar con sol del duradero, respeto mutuo, un nuevo pacto entre el hombre y la naturaleza, nunca más el dueño, solo ser parte del todo.

Este sueño por decirlo de alguna manera interpreta las grandes esperanzas del hombre, un nunca más eterno, cuando se extinge una especie yo muero, cuando desaparece un humedal una parte de mi muere, cuando nuestras bahias y oceanos estan contaminadas tambien muero, y en este morir de apoco que no se alzcanza a ver, van muriendo a la vez las grandes esperanzas. Es facil de ver pero dificil de entender.

Allá va el árbol haciendo nuestro trabajo, y a la vez huyendo de la sierra, del metal y la codicia.......Yo también estoy asolado por el cemento, salvame árbol, salvame.

lunes, 2 de junio de 2008

El oceano, el barco y la niña.

Un domingo, de aquellos frios de invierno, sólo con mi pequeña hija de 2 años decidimos navegar por los 7 mares, juntamos 2 sillones en el centro del living de tal manera que quedaran espacios al rededor y nos subimos a este barco imaginario. Primero avistamos ballenas a grandes profundidades, bueno yo nos las veia, pero AnitaPaula sí, ella me decia que estaban tristes, pero por poco tiempo porque cerca había un banco de peces payaso y se solucionaría. También encontramos peces globo, pulpos, delfines, y peces fantásticos como un pez perilla y un pez camión. Este barco en el centro la alfombra funcionaba con remos, asi que con AnitaPaula avanzamos por infinitos oceános con monstruos gigantes y naves piratas que nos querían atrapar.

La imaginación, la bella imaginación, que nos lleva por caminos hermosos y que con el pasar de los años nos deja tirados en la vereda, o al revés nosotros la dejamos por otras nimiedades que si bien son importantes hacen que desaparezca, ese domingo me sentí niño y realmente navegué con AnaPaula por mares desconocidos y me reencontré con la magia y el sentido del ser. Lo único que no se vende, permuta o encarcela es la capacidad que tenemos de imaginar, imaginemos tierras, mundos, universos, imaginemos la armonía del ser, imaginemos gobiernos eficientes y autoridades al servicio del bien común. Porque imaginar es como la esperanza.

Imaginar es proyectar al ser, es querer el futuro, es aferrarse al devenir. Es esa capacidad "humana" tan radical que conmueve y pasa habitualmente desapercibida y que nos puede ayudar a encontrar los caminos para liberarnos de la estructuras mentales obsoletas, cambiar pardigmas que parecen inmutables. Imaginar para crear o para recrear, somos parte del universo infinito, y este barco debe llegar a algún puerto, y si no existe puerto imaginemos uno y construyamoslo.

Al parecer cuando niños nos bajamos del barco y fuimos despojados de la capacidad imaginar como niño. No se en que momento de la historia del ser pasó, pero si se que lo podemos recuperar....

lunes, 26 de mayo de 2008

El árbol y el todo

Un paso tras otro camino a casa, las rodillas doloridas tras horas y horas de estar sentado frente a un ordenador, el pensamiento y el ojo puestos en la más antigua visión del universo, el cielo, desde el principio el ser lo a observado y generado las preguntas que hasta hoy no han sido resueltas. Y yo pregunto una y otra vez insistentemente lo mismo, como un mar se agolpan las palabras, voces y sonidos a mi mente. Desde niño el sueño recurrente, aguas que no es agua sobre un desierto absolutamente blanco y yo camino con una paz que me sobrecoge.

El frio de agosto entume mis huesos, mis pies y mi alma, pero a unos cien metros antes de llegar al hogar encuentro la clave. La conexión al universo, un árbol, fue un segundo, pero el viaje fue infinito, me vi inmerso en la inmensidad con mi ser despojado de todo vestigio humano, era uno solo con el todo, el dolor de la historia me provocaba, la emoción me transformaba y sentía que todo desde el principio pasaba por rededor mío. Fue una aventura que he sentido en otras ocasiones, pero esta fue la primera vez. La conexión vital.

Esto me ha llevado a deslizarme por otras latitudes de la comprensión de la naturaleza o de lo natural, la cual antes de esto no existia. De alguna manera creo haber aprendido a leer la naturaleza, que es el lenguaje del universo. No quiero presumir de nada, pero esta experiencia me abrió el camino a encontrar algo que desde niño intuía y que no sabia que era. La naturaleza y sobre todo los árboles conocen el camino y esta en nosotros descubrirlo y vivirlo.

Doy gracias al universo infinito e imperecedero por darme esta oportunidad de emocionarme con tanta fuerza que haya provocado esta explosión sublime, hasta el día de hoy recuerdo y la emoción humedece mis ojos.

domingo, 18 de mayo de 2008

El gran pez

La tierra como tal tiene una historia infinita y la ciencia a la luz de la razón ha determinado, a no ser que alguien plantee lo contrario, que la vida nace de un caldo (liquido) primigenio hace miles de millones de años. Sin embargo la discusión es tan amplia cómo diversa y a pesar de tener mi opinión también me asaltan las contradicciones, ahora mi madre me sorprende planteando que no cree en la evolución y que dios tuvo que haber intervenido, que el mono no pudo haber evolucionado hasta convertirse en el humano actual......Si bien compartimos en la intervención de dios, sí, yo creo en la evolución y que el mundo natural y el cosmos es dios en si mismo. Me gusta más ver el mundo con la lente budista en la que ciencia y espíritu se toman de la mano y caminan por el sendero de la sabiduría y la conciencia llenando la vida de esperanza y luz.

El bote grande, ese que nos lleva por el universo, el bote que conocemos y sólo conocemos por dentro, y fuera del bote ¿la nada?, no creo. Cómo un gran pez fuera de este bote es lo desconocido. Cuando la conciencia humana comprenda la inmensidad del mar en que navegamos y que ese bote lo lleva a un destino infinito un gran pez, como un guía con un camino trazado por el devenir para cerrar el ciclo del caldo primigenio en donde la vida y esperanza comenzaron.

El gran pez, una analogía que define el curso del principio y el fin, que en realidad no es lo uno ni lo otro, sino el ciclo infinito en si mismo, el ciclo de todo lo que creemos perecedero, pero no lo es, la finitud no es, el ciclo es infinito, va y viene sobre si para todas las existencias. No es raro ver en varias culturas sobre todo en las orientales el concepto de salir del ciclo o del circulo para poder no existir o existir en otro plano de conciencia. La cultura occidental tiene mucho camino que recorrer para comprender elementos básicos de su existencia que para otras culturas supuestamente "mas atrasadas" ya tienen resuelto. El desprenderse de lo material para navegar por el universo en una ola que lo lleva a planos superiores de conciencia es una ilusión pueril en nuestra cultura judía-cristiana. Pero radicalizar el pensamiento, fomentar y comunicar nuevas maneras de entender al ser y la relación con la naturaleza es clave, ya que es el momento propicio para hacerlo, las condiciones para ello están y el gran pez nos espera.